Confort y ambiente controlado.
Seguridad.
Disminución de riesgos de lesión después de un postquirúrgico.
Monitoreo permanente de signos vitales.
Evita esfuerzos innecesarios al paciente como escalas y desplazamientos.
Vigilancia durante el traslado por un equipo de salud entrenado.
Conserva los soportes clínicos necesarios para asegurar el traslado.